Farmacovigilancia

¿Qué es?

La farmacovigilancia es la observación de los efectos, tanto benéficos como adversos, que produce un medicamento. Brinda información sobre el uso seguro y racional del mismo luego de que es utilizado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define «farmacovigilancia» como la ciencia y las actividades relativas a la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos de los medicamentos o cualquier otro problema relacionado con ellos.

Es fundamental controlar la eficacia y la seguridad de los medicamentos en condiciones reales, una vez puestos a la venta, así como de los tratamientos nuevos y todavía poco contrastados desde el punto de vista médico.

Por regla general, se necesita más información sobre el uso del fármaco en grupos de población concretos, en especial niños, mujeres embarazadas y ancianos. Debe observarse el nivel de eficacia y seguridad que ofrece un producto tras un largo periodo de uso ininterrumpido, sobre todo combinado con otros medicamentos. La experiencia demuestra que gran número de efectos adversos, interacciones (con alimentos u otros fármacos) y factores de riesgo no salen a la luz sino hasta años después de la comercialización de un medicamento.

Nuestro programa…

Nuestro programa tiene los siguientes objetivos:

  • Mejorar la atención al paciente y su seguridad en relación con el uso de medicamentos de nuestra marca.
  • Contribuir a la evaluación de las ventajas, la eficacia y los riesgos que puedan presentar nuestros medicamentos, alentando una utilización segura, racional y más eficaz.
  • Fomentar la comprensión y la enseñanza de la farmacovigilancia, así como la formación clínica en la materia y una comunicación eficaz dirigida a los profesionales de la salud y a la opinión pública.

En los últimos 10 años se ha extendido la idea de que la farmacovigilancia debe trascender los estrictos límites de la detección de nuevos indicios de posibles problemas de seguridad farmacéutica. La globalización, el consumismo, el consiguiente y vertiginoso aumento del libre comercio, la comunicación transfronteriza y el uso creciente de Internet han contribuido a transformar el modo en que la comunidad accede a los medicamentos y obtiene información sobre ellos. Esta evolución exige un cambio en la forma de ejercer la farmacovigilancia; concretamente, un funcionamiento más ligado a las modalidades de uso de los medicamentos que se incorporan a la sociedad y, por ende, una mayor capacidad para responder a esas nuevas tendencias.

El control de la seguridad de los medicamentos de uso común es una parte primordial de la práctica clínica. En la medida en que el médico se informe de los principios de la farmacovigilancia y ejerza su labor de acuerdo con ellos, logrará un mayor impacto en la calidad de la atención. Lo anterior, aunado al intercambio de información con el Centro Nacional de Farmacovigilancia de la Secretaría de Salud, es un elemento que redunda en una mejor atención para el paciente.

La farmacovigilancia es una disciplina científica y clínica muy dinámica e imprescindible para afrontar los problemas planteados por un arsenal medicamentoso que no deja de crecer en variedad y potencia, ya que todo fármaco encierra un inevitable y a veces impredecible potencial de producir reacciones secundarias. Por ello es necesario que, en cuanto surjan efectos adversos (sobre todo si aún no están descritos), se notifique a la autoridad correspondiente.

En todos los medicamentos, los beneficios compensan la posibilidad de efectos adversos. Éstos pueden minimizarse con el uso racional de medicamentos seguros, eficaces y de calidad y procurando que a la hora de tomar decisiones terapéuticas se tengan en cuenta las expectativas y preocupaciones del paciente. Cumplir esos objetivos equivale a:

  • Servir a la salud pública y promover la confianza de los pacientes en los medicamentos que están utilizando, confianza que puede hacerse extensiva a los servicios de salud en general
  • Lograr que se anticipen y gestionen los riesgos asociados al uso de fármacos
  • Proporcionar a las autoridades la información necesaria para corregir las recomendaciones sobre el uso de los medicamentos
  • Mejorar la comunicación entre los profesionales de la salud y el público
  • Formar a los profesionales de la salud de manera que entiendan la eficacia y los riesgos de los medicamentos que prescriben.

Reporta cualquier reacción adversa…

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